El dolor es una parte integral de la vida y, como tal, los intentos de aliviarlo deben ser tan antiguos como la especie humana. Por ejemplo, en el texto sánscrito “Sushruta Samhita”, escrito en torno al año 400 a.C., ya se recomendaba usar alcohol para producir insensibilidad al dolor antes de una cirugía. Dioscórides, un médico y cirujano de la antigua Grecia, también recomendaba a los pacientes tomar mandrágora mezclada con vino antes de la amputación de extremidades.
El opio se conoce desde hace miles de años y su uso para la analgesia quirúrgica se ha registrado desde hace varios siglos. En el s. XVI, Paracelso descubrió que el opio era más soluble en alcohol que en agua y preparó por primera vez el láudano para fines medicinales. Existieron muchas recetas para preparar láudano, siendo la más famosa la del médico inglés Thomas Sydenham (1624-1689). Él mismo llegó a decir que “de los remedios que ha dado Dios al Hombre para aliviar su sufrimiento, ninguno es tan universal y eficaz como el opio. Si echáramos todos los medicamentos al mar, menos el opio, sería una gran desgracia para los peces y un gran beneficio para la humanidad". El láudano se convirtió en la medicina más popular en la Inglaterra victoriana. Por supuesto, era utilizado para el dolor, pero muchos se interesaron por sus efectos euforizantes.
El láudano era muy popular durante la época victoriana. Se prescribía para todo, desde dolores de cabeza a tuberculosis. |
El opio, que se extrae de la planta Papaver somniferum o adormidera, contiene veinticuatro diferentes alcaloides, siendo la morfina (C17H19NO3) el más abundante. Fue el boticario alemán Friedrich Saturner quien la aisló por primera vez en 1803. Por el efecto que provoca de adormecer los sentidos e inducir el sueño, Saturner la llamó así inspirándose en Morfeo, el dios griego del sueño. Según la mitología, éste se distinguió por su habilidad para tomar la forma (morphé) de seres humanos y aparecerse en sueños a los mortales.
Una intensa investigación siguió a este descubrimiento pero la fascinante estructura química de la morfina no se determinó hasta 1925. Se compone de cinco anillos, tres de los cuales están aproximadamente en el mismo plano. Los otros dos anillos, incluyendo el nitrógeno, están cada uno en ángulos rectos respecto a los tres anteriores.
Estructura química de la morfina. |
Hoy en día, la morfina es todavía el analgésico más potente que se conoce. Desafortunadamente, este efecto parece estar correlacionado con la adicción. La codeína, un compuesto similar encontrado en el opio en cantidades mucho menores (0,3-2,0%) es menos adictiva pero también un analgésico menos potente. La diferencia en la estructura es mínima: solo cambia un OH por un CH3O.
Con los años, se hicieron varios intentos para modificar químicamente la estructura de la morfina y así poder separar las propiedades medicinales de las adictivas. En 1898, en el laboratorio de Bayer, donde un año antes el alemán Felix Hoffman había obtenido de forma pura la aspirina, los químicos sometieron la morfina a la misma reacción (de acilación) que había convertido al ácido salicílico en ácido acetil salicílico, un analgésico más fuerte y menos tóxico.
El producto resultante, la diacetilmorfina (comercializado con el nombre de heroína), al principio parecía prometedor, era un narcótico incluso más potente que la morfina. Tan efectivo que se podían administrar dosis extremadamente bajas. Pero su efectividad enmascaraba un problema aún mayor: su fuerte adicción. Los efectos fisiológicos de la morfina y la heroína son similares ya que dentro del cerebro, los grupos diacetilo de la heroína vuelven a convertirse en los originales OH de la morfina. Pero la heroína, es más liposoluble, permitiendo que se mueva más fácilmente a través de la barrera hematoencefálica del cerebro, donde se transforma, lo que significa un mayor suplemento de morfina que si se administrara por sí sola y, por lo tanto, un efecto más potente a la par que adictivo.
Comparación de las estructuras de la morfina, heroína y codeína. |
La morfina simula la acción de las endorfinas, unas sustancias encontradas en el cerebro en bajas concentraciones que actúan como analgésicos naturales y que aumentan en momentos de estrés. Ambos compuestos tienen en común que cuentan en su estructura con una unidad de β-feniletilamina (marcado en rojo en la imagen de la estructura de la morfina), la que se une a los receptores del dolor en el cerebro.
Los científicos forenses explotan una propiedad característica de la morfina mediante el reactivo de Mecke. Está compuesto de ácido selenioso (H2SeO) disuelvto en ácido sulfúrico concentrado (H2SO4). Si la morfina y el reactivo reaccionan, aparece la siguiente secuencia de colores: verde, rápidamente cambia a azul verdoso, azul, lentamente a verde azulado con un borde amarillo-marrón y finalmente verde oliváceo. Sin embargo, este test únicamente sugiere la presencia de opiáceos, pero no lo demuestra absolutamente. La confirmación final se obtiene a través de técnicas espectroscópicas.
Secuencia de colores para diferentes alcaloides por el reactivo de Mecke. |
Espectro de masas de la morfina. |
DATOS CURIOSOS:
•Sigmund Freud murió en Londres a los 83 años de edad tras una dosis letal de morfina, autorizada por su hija, debido a los insoportables dolores que sufría por un cáncer oral.
•La Coca-Cola, cuya receta secreta está basada en extractos de hoja de coca (de donde también se extrae la cocaína), fue inventada por el farmacéutico estadounidense John Pemberton para curar la adicción a la morfina.
•Todavía hoy no hay métodos sintéticos viables para producir morfina, por lo que todavía se extrae de la adormidera. Sin embargo, existen experimentos preliminares que indican la posibilidad de producirla mediante levaduras genéticamente modificadas.
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Un tema exquisitamente tratado. Con todo lujo de detalles y gran profusión científica, construye una historia tan adictiva como la sustancia de la que trata. Enhorabuena.
ResponderEliminarHasta luego