En
1902, miembros de la Academia de Ciencias de Francia escribieron una carta a la
Academia Sueca para presentar los descubrimientos en el campo de la
radiactividad realizados por Marie y Pierre Curie, así como por Henri
Becquerel, para el Premio Nobel de Física. Sin embargo, debido a las actitudes
sexistas que prevalecían en la época, no se ofreció ningún tipo de reconocimiento
a las contribuciones de Marie.
El
descubrimiento de Becquerel por sí solo no habría merecido un Premio Nobel. La
contribución de Pierre como colaborador fue significativa. Él y su hermano
habían diseñado el electrómetro que permitía a Marie realizar mediciones
precisas de los campos eléctricos generados por los elementos radiactivos. Y cuando
el trabajo de su esposa sugirió que la pechblenda contenía elementos químicos
más radiactivos que el uranio aún por descubrir, no dudó en dejar de lado su
propio trabajo para acelerar la búsqueda de tales elementos. Pero la verdadera
fuerza motriz de todo fue Marie.
Esta entrada forma parte del especial «10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie».
Afortunadamente,
un comprensivo miembro del comité de nominaciones del Nobel, un profesor de matemáticas
de la Universidad de Estocolmo, Gösta Mittag-Leffler, intervino en favor de
Marie y escribió una carta a Pierre advirtiéndole de la flagrante omisión.
Pierre, a su vez, escribió al comité advirtiendo de la imposibilidad de otorgar
un Premio Nobel sobre radiactividad sin reconocer el papel central de Marie.
Finalmente,
la redacción de las nominaciones oficiales para los Premios Nobel de 1903 se
enmendó y se incluyó a Marie. Becquerel fue premiado «por el descubrimiento de
la radiactividad espontánea» y el matrimonio Curie «por sus investigaciones
conjuntas sobre los fenómenos de la radiación». Era tan solo la tercera edición
del galardón y Marie Curie se había convertido en la primera mujer en
recibirlo.
El Premio Nobel de Física de 1903 fue compartido por Henri Becquerel, Pierre Curie y Marie Curie (Fuente). |
Pero
no se quedó ahí. En 1911 ganó un segundo Premio Nobel, esta vez de Química y en
solitario, siendo la primera persona en conseguir tal hazaña. La situación fue
aún más complicada que en 1903. No era una verdad universalmente aceptada que
Marie Curie mereciera un segundo Nobel, ya que se basaba en el mismo trabajo
por el que ya había sido galardonada. Si bien sus investigaciones entre 1903 y
1911 habían sido sólidas, no habían sido transformadoras.
Entre
las razones por las que hubo voces en contra de concederle otro Nobel fue un
escándalo que estalló y que tenía a Marie Curie ―viuda desde hacía cinco
años― y a Paul Langevin, ―notable físico
francés y alumno de Marie― como protagonistas. Los que se posicionaron a favor
de ella impulsaron la nominación para demostrar que la comunidad científica
continuaba teniendo a Marie Curie en el más alto respeto. El químico sueco
Svante Arrhenius, miembro del comité, la instó por carta a no aceptar el premio
hasta que las acusaciones se demostraran como falsas. Marie Curie le respondió
con dignidad y determinación que no aceptaría su consejo, puesto que el honor
del Nobel se basaba en los logros científicos y no en su conducta personal. De
hecho, aceptó el premio.
Diploma del Premio Nobel de Química de 1911 entregado a Marie Curie (Fuente). |
En
la ceremonia del 10 de diciembre de 1911, el presidente de la Real Academia
Sueca de Ciencias ofreció dos razones para otorgar a Curie un segundo Premio
Nobel: (1) por el descubrimiento del radio, que había invalidado
definitivamente la convicción errónea que los átomos son indivisibles e
invariables al demostrar que un elemento puede transformarse en otro, y (2) por
el estudio del mismo elemento, que había permitido abrir un nuevo campo en la
medicina. Ella soportó dignamente la ceremonia, la misma en la que seis años
antes había estado compartiendo galardón con su marido y Becquerel. En esta
ocasión era para ella sola y en su discurso, en clara alusión a quienes la
habían acusado de sacar provecho de las cualidades de su marido, procuró dejar
bien claro el trabajo que ella, y solo ella, había realizado, reivindicando
justamente lo que le correspondía.
En
el año 2011 se conmemoró el centenario de la concesión de ese segundo Premio
Nobel a Marie Curie, y con motivo de ello se proclamó el Año Internacional de
la Química.
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