Pierre
Curie, consciente de que su mujer había descubierto algo grandioso, decidió
interrumpir provisionalmente sus investigaciones sobre cristalografía, la
piezoelectricidad, la simetría y el magnetismo para unirse a ella.
Marie
Curie incluyó en su análisis sistemático un mineral que encerraba una fuerte
proporción de uranio: la pechblenda. Su electrómetro demostró que era
cuatro veces más activa que el uranio, lo que la llevó a la firme convicción de
que el mineral contenía otro elemento considerablemente más radiactivo que el
mismo uranio.
Esta entrada forma parte del especial «10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie».
Utilizaron la cristalización fraccionada, disolviendo el mineral en ácido, calentándolo a altas temperaturas y aislando sus diversos componentes. Marie asumió su nuevo papel de química y su convicción se afirmaba en cada etapa de separación y purificación; Pierre, por su parte, conservaría su papel habitual de físico y estudiaba las propiedades físicas de los materiales en el transcurso de las diversas manipulaciones.
La medición de la radiactividad fue posible gracias al electrómetro concebido por el propio Pierre Curie (Fuente). |
Obtuvieron
finalmente una muestra que acusaba una actividad trescientas veces superior a
la del uranio. Ya no había duda: habían descubierto un nuevo elemento. Marie
Curie, presa de la nostalgia por su país, tenía ya un nombre preparado para el
nuevo elemento: «polonio». Fue en la publicación sobre este hallazgo donde
utilizaron por primera vez la palabra radiactivo para describir el
comportamiento de sustancias como el uranio.
Unos
meses más tarde descubrieron que el líquido residual resultante de aislar el polonio
seguía siendo radiactivo, y llegaron a la conclusión de que en la pechblenda
debía existir otro elemento químico desconocido. Sin tiempo a disolver y a
precipitar para obtenerlo puro, obtuvieron una sustancia que presentaba una
radiactividad novecientas veces superior a la del uranio. La comunidad
científica dudaba de que lo que Marie Curie afirmaba era real: el
descubrimiento de otro elemento. Ella había decidido ponerle «radio», del latín
radius (rayo). Si lo lograba sería la
coronación de sus investigaciones.
Situación del polonio y el radio en la actual tabla periódica de los elementos (Fuente). |
Las
primeras operaciones de purificación se remontaban a 1898, y durante los
primeros meses había extraído, de toneladas de pechblenda, unas pocas gotas de
solución de radio. Si quería llegar a algo, era necesario que volviese a
iniciar todo el proceso desde el principio. Y eso fue lo que hizo. Hasta casi
cuatro años más tarde, que consiguió reunir algo más de un decigramo de la
sustancia y hacer las pruebas pertinentes con el electrómetro y el espectroscopio.
El 28 de marzo de 1902, Marie Curie anotó en su cuaderno de laboratorio 225,93.
Esa cifra era la masa atómica del radio puro, el resumen de cuatro años de incansable trabajo.
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