¿Que tú no lloras? Siento decirte que sí. Siempre estamos llorando, continuamente. Porque así nuestros ojos permanecen hidratados, limpios y capaces de percibir la luz.
Este artículo tiene su versión en audio en el Episodio 6 del Podcast Radical Barbatilo, a partir del 31:15.
Se llaman lágrimas basales y las glándulas lagrimales las están produciendo todo el rato. Una vez han hecho su trabajo, se eliminan de la superficie del ojo a través de los llamados puntos lagrimales .
Consumimos alrededor de 1,2 mililitros de lágrimas cada día, lo que equivale a casi medio litro de lágrimas no estimuladas al año.
Todas estas lágrimas se mantienen en la superficie del ojo formando tres capas:
- La capa más externa es aceitosa. Favorece la lubricación de los párpados y evita que se evapore la lágrima.
- La capa intermedia es acuosa. Aporta nutrientes, oxígeno y anticuerpos. Lubrica el contacto de la córnea con el párpado y limpia la suciedad.
- La capa más interna, la mucosa, hace que la capa acuosa se mantenga en la superficie del ojo.
Si estas capas hacen su trabajo correctamente ni siquiera notamos que están ahí.
Lo que sí notamos son las lágrimas reflejas, que se forman en respuesta a una sustancia dañina o irritante, como las que se liberan cuando se cortan las cebollas. Estas lágrimas no sólo se producen en cantidades mucho mayores que las basales, sino que su capa acuosa contiene muchos más anticuerpos para ayudar a combatir cualquier microorganismo que pueda intentar entrar en el ojo.
¿Y qué pasa con las lágrimas emocionales? Una de las cosas más desconcertantes de la biología humana es nuestra tendencia a llorar cuando estamos demasiado tristes o demasiado felices. De hecho, los humanos somos los únicos animales que lloramos lágrimas emocionales.
Junto con otras reacciones físicas como un aumento del ritmo cardíaco o una respiración más lenta, nuestras lágrimas, cargadas de hormonas del estrés y endorfinas, están ahí para estabilizar rápidamente nuestro estado de ánimo.
Quizás actúen también como una señal muy obvia para quienes nos rodean de que es posible que necesitemos un abrazo.
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