La rosa roja tiene una larga historia. Su simbolismo se ha asociado con el amor y sus diosas Afrodita y Venus, con la Virgen María e incluso con una política progresista, aunque no mucho en los últimos tiempos, al menos en España. Es la rosa más elegida el día de San Valentín, pero una vez cortada, si se cuida bien, dura solo unos pocos de días, muy lejos de los años que se supone que perduró la rosa encantada de “La Bella y la Bestia”.
Según
el cuento de Disney de 1991, una anciana con muy mal aspecto pide refugio en un
castillo durante una fría noche a cambio de una rosa. El joven príncipe, de unos diez u once años, se
burla del regalo y la rechaza basándose únicamente en su apariencia. Entonces
la anciana muestra su verdadera identidad, la de una hermosa hechicera, y
convierte al príncipe en una horrenda bestia. También le dio la rosa, que
estaba encantada, y que florecería hasta que él cumpliera 21 años. Si aprendía
a amar y ser amado durante ese plazo, se convertiría de nuevo en príncipe, de
lo contrario, le relegaría a una eterna bestialidad.
La
Bestia mantiene la rosa durante toda la historia bajo una campana de vidrio,
viendo caer sus pétalos y cómo se marchita al pasar los años mientras encuentra
el amor. A pesar de la fantasía, hasta alguien ajeno a la horticultura sabría
que es una forma terrible de mantener a una rosa. Pero ahondando un poco más, las
rosas necesitan que el aire circule para evitar la acumulación de etileno. Este
gas inodoro e incoloro es una hormona que todas las plantas producen en mayor o
menor medida y está relacionado con la maduración y el envejecimiento de las
mismas. Cuando un tallo es cortado aumenta la producción de etileno para que la
planta madure con mayor rapidez y así asegurar su supervivencia. Sin embargo, para
las flores de corte es un aspecto negativo puesto que disminuye su longevidad
y, por lo tanto, su valor. Las rosas son especialmente sensibles al etileno, de
ahí que los floristas las almacenen en refrigeradores con ventiladores. Además,
las rosas deben mantenerse en ambientes frescos, siendo la temperatura ideal de
aproximadamente 1 ºC.
Las
rosas son muy antiguas: algunos especímenes fósiles encontrados en el
continente asiático datan de hace 70 millones de años. Evidentemente, aquellas
eran rosas diferentes a las que conocemos de hoy en día. La mayoría de las
rosas “modernas” son cruces de rosas de té y rosas de la variedad Híbrida Perpetua
y florecen de forma continua, con flores más grandes que sus antepasadas
silvestres, pero por lo general tienen menos olor y son menos resistentes. La Sociedad
Americana de Rosas estima que puede haber hasta 150 variedades de rosas.
Además de los factores ambientales, los factores genéticos también influyen en la duración de las rosas. De hecho, la mayoría de rosas que se regalan hoy en día están programadas genéticamente para que los pétalos se caigan en un tiempo determinado. Parece que la anciana del cuento, además de ser hechicera, era ducha en ingeniería genética, ya que la rosa de la Bestia posee esta cualidad y durante muchos años.
Además de los factores ambientales, los factores genéticos también influyen en la duración de las rosas. De hecho, la mayoría de rosas que se regalan hoy en día están programadas genéticamente para que los pétalos se caigan en un tiempo determinado. Parece que la anciana del cuento, además de ser hechicera, era ducha en ingeniería genética, ya que la rosa de la Bestia posee esta cualidad y durante muchos años.
Mientras
nos traen nuevas versiones de “La Bella y la Bestia”, las rosas siguen siendo
objeto de fascinación en el arte, la poesía y en el cine, y hasta en la
ciencia. Hay científicos enredados en el desarrollo de rosas electrónicas
mediante el implante de circuitos en su sistema vascular. Con ello pretenden
convertirlas en centrales eléctricas para generar energía. Quizá en futuras
versiones del cuento, la hechicera le venga al príncipe con una rosa de estas
en una mano y con una factura en la otra.
FUENTES
·Joyaux, F. (2003). History of roses in cultivation. Encyclopedia of rose science. Elsevier, Oxford.
·Nell, T.A. y Reid, M.S. (2003). Make your roses last. Florists Review. January, p. 64-66.
·Taiz, L y E. Zeiger (2007). Fisiología vegetal. Universitat Jaume. Volumen 2.
·Nell, T.A. y Reid, M.S. (2003). Make your roses last. Florists Review. January, p. 64-66.
·Taiz, L y E. Zeiger (2007). Fisiología vegetal. Universitat Jaume. Volumen 2.
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·Este artículo también participa en el LXIII Carnaval de la Química (edición Europio), alojado en el blog Cardescu (CienciaNFormas).
·La imagen de portada fue extraída de la web Collider.com.
Buen post,yo me hice con dos de las famosas rosas eternas aunque obviamente no duran toda la vida pero si que supuestamente años,tendré que esperar a que pase el tiempo para ver cuanto duran las mías :P ESpero que muchos porque son preciosas ^^
ResponderEliminarMuy entrañable el Post me ha gustado muchísimo y me ha recordado oír Rosita de te ,me hacia gracia de pequeña y de mayor siempre lo.he recordado con cariño .
ResponderEliminarQue lindo ❤️
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