Chaim Weizmann y Albert Einstein en 1921 |
Indudablemente la Ciencia está íntimamente ligada al desarrollo del hombre, pero ¿crees que la política también lo está? ¿Y la religión? Os voy a contar una apasionante historia en la convergen todos estos temas:
A principios del siglo XX un químico ruso de origen judío se abría paso en la Universidad de Victoria de Manchester, Chaim Weizmann era su nombre. Por esa época los científicos estaban adquiriendo una mejor comprensión de los fenómenos microbiológicos y comenzaron a explorar nuevas formas de fabricar algunos productos.
En 1914, pocos meses antes del estallido de la I Guerra Mundial, Weizmann descubrió el proceso de producción de acetona y butanol por la bacteria Clostridium acetobutylicum, basado en la fermentación del grano de maíz. Este acontecimiento llegó a oídos del entonces Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, que instó al químico a producir acetona a gran escala al ser uno de los componentes de un nuevo tipo de pólvora que el Reino Unido comenzaba a usar, la cordita, que a la postre sería decisiva en la contienda. Una pólvora más potente y más precisa que las que se venían usando y además no producía humo. La cordita era una mezcla de nitrocelulosa, nitroglicerina y jalea de petróleo, todo ello disuelto en acetona.
Alemania dominaba los mares con sus submarinos y amenazaba al Reino Unido con cortar el suministro de grano de maíz procedente de Norteamérica. Si no había grano de maíz, la bacteria Clostridium acetobutylicum no hacía sus labores y, por tanto, no habría acetona. Había que sustituir el grano por un producto autóctono y Churchill encomendó a escolares a una recolección masiva de castañas en los parques ingleses. A falta de maiz, buenas son castañas.
Weizmann, como tantos judíos, tuvo que huir de los pogromos de la Rusia zarista. Se formó como químico en Suiza y Alemania y recibió la influencia de Theodor Herzl, padre del movimiento sionista moderno. Churchill, como forma de agradecimiento, quiso condecorarlo, pero Weizmann rehusó todos los honores. Sin embargo, utilizó su influencia para que el gobierno británico ayudara a establecer un estado judío en Palestina, resultando en la Declaración Balfour, en la que el Reino Unido se manifestaba favorable a esta propuesta. Tras un largo camino, en 1949, se funda el estado de Israel y Weizmann fue investido como su primer presidente.
He aquí cómo en este capítulo de la Historia que os he traído hoy, la Ciencia puso su granito de arena.
Gracias por este artículo. Con él nuevamente nos enseña, lo que siempre es de agradecer. Pero ahora vuelve a sorprendernos con el acertado cóctel entre Ciencia e Historia, una sin la otra es difícil de entender y tú, haciendo un ejercicio de pedagogía y didáctica encomiable nos acerca aún más a esta verdad.
ResponderEliminarGracias Jesús, por darnos no sólo parte de tu tiempo sino compartir tus inquietudes históricas con todos nosotros. Siempre es de agradecer. Por favor, continúa escribiendo.
Un saludo
Queda demostrado con creces la intima relacion ciencia-política. Cosa que a dua de hoy se le ha olvidado a nuestros queridos y admirados politicos españoles
ResponderEliminar