En tiempos del Imperio Romano, todos los que ocuparan una región
fronteriza a éste eran conocidos como bárbaros y continuamente intentaban
penetrar y establecerse en el interior. Los pueblos localizados al este del Rin
y al norte del Danubio fueron los que protagonizaron las denominadas invasiones
germánicas que provocaron la caída del Imperio Romano de Occidente.
Suevos, vándalos y alanos no encontraron obstáculo en su camino hacia las
ricas provincias de Galia e Hispania, por lo que el imperio recurrió a los
visigodos, los más romanizados de entre los pueblos germanos, para intentar
recuperar el control a cambio de tierras. Y lo hicieron, pero para establecerse
como reino independiente durante casi tres siglos (418-711 dC).
El Reino Visigodo tiene el honor de ser la primera civilización que logró
asentarse firmemente por estos lares tras la decadencia del Imperio Romano. Su
capital se hallaba en Toledo, previo paso por Toulouse, y sus reyes no eran
hereditarios sino que eran elegidos en asamblea entre los nobles, provocando
continuas insurrecciones y conspiraciones: desde Alarico I hasta Rodrigo se
sucedieron más de treinta reyes y buena parte de ellos no murieron en la cama. Estos
trastornos políticos provocaron una desmoralización social entre los más de 5
millones de hispano-romanos que componían la población.
Rodrigo llegó al poder tras el oscuro e incierto reinado de Witiza
(700-710), cuyo deseo era que alguno de sus hijos ocupara el trono, pero éstos
eran demasiado jóvenes y la nobleza visigoda no los tuvo en consideración,
eligiendo al entonces dux de
Lusitania. El nuevo rey no era ni familiar ni partidario de Witiza, lo que
originó nuevamente fricciones en el seno político de la oligarquía visigótica.
Don Rodrigo, el último rey visigodo. |
Al mando del comandante Tarif, tuvieron lugar varias expediciones de
contacto y desde entonces, el punto de desembarco recibió su nombre
(actualmente Tarifa). Tras ellas, constataron la falta de resistencia visigoda
y Muza decidió apuntalar definitivamente la incursión enviando un mayor
contingente de tropas. A finales de abril del año 711, envió a su
lugarteniente, Tariq, que arribó a un monte que también hoy lleva su nombre (Ẏabal Tāriq = montaña de Tariq,
Gibraltar).
El rey Rodrigo estaba ocupado sofocando rebeliones vasconas y cuando llegó
a sus oídos la irrupción musulmana, Tariq ya había consolidado su base en la
bahía de Algeciras, donde aguardó a la espera de acontecimientos. Abandonando
el norte, Rodrigo se dirigió precipitadamente hacia el sur para organizar un
ejército capaz, consciente que tenía que contar con todos los clanes
disponibles en el reino, incluido el witizano. Llegó a reclutar a unos 40.000
soldados, en principio, suficientes para derrotar a las fuerzas invasoras, que
contaban con aproximadamente 13.000 hombres.
Según estudios recientes, la batalla del Guadalete también se conoce como de la laguna de La Janda o del río Barbate. |
El 19 de julio del año 711 de nuestra era, o del año 92 de la Hégira, a
orillas del río Guadalete, muy próximo a la actual Medina Sidonia, se
encontraron dos culturas con ideas muy diferentes: la cruz frente a la media
luna, una monarquía decadente frente a un imperio en expansión. Los
enfrentamientos se prolongaron durante una semana, en la que el campo de
batalla se llenó de muerte y desolación.
Los visigodos hacían valer su superioridad numérica con el paso de las
jornadas, obligando al ejército musulmán a retroceder dirección sur, hacia la
ribera norte del río Barbate, donde el rey Rodrigo tenía pensando dar el golpe
definitivo. Pero en el momento crucial de la batalla, los flancos, dirigidos
por Oppa y Sisberto, hicieron efectiva su traición y se pasaron en masa al
bando enemigo. Los musulmanes, motivados aún más por este refuerzo, embistieron
con una feroz virulencia, decantando el enfrentamiento a su favor.
La Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada son los máximos exponentes de la cultura andalusí. |
By @JGilMunoz
Comentarios
Publicar un comentario